¡Ahí les va, mi buen! Resulta que en el hermoso Tuxpan, Veracruz, en el fraccionamiento Alfonso Arroyo Flores, hubo tremendo alboroto por un cortocircuito que se armó en una lavadora. ¡Así es, mi compadre, una lavadora echando chispas como si estuviera bailando un huapango!

Eso pasó en la calle Rafael Ramírez, donde la lavadora, al parecer, se emocionó tanto con el centrifugado que comenzó a calentarse más que una sopa en fogata. ¡Pero aguas, porque este cuento tiene héroe!

Aparece un vecino, ¿eh? ¡Un señorón de esos que tienen el corazón más grande que el sombrero del mariachi! Se da cuenta de que la lavadora se volvió loca y empezó a aventar chispas como si fueran pirotecnia. Sin pensarlo dos veces, agarra una toalla y se lanza al ruedo, ¡con más valentía que un torero en la plaza!

Imagínense, mi gente, este héroe anónimo le tira la toalla a las llamas y luego agarra unas cubetas de agua para apagar ese incendio que estaba más caliente que una salsa de chiles habaneros. ¡Y así, con aguas y toallas, se convierte en el superhéroe de la calle Rafael Ramírez!

Luego, pues, este chamaco valiente llama al 911 para decirles que la lavadora anda jugando al fuego, y llega la artillería pesada, ¡la Protección Civil y los Bomberos! Arman su show y, después de revisar el lugar, dicen que no hay peligro. ¡Menos mal, porque ya me veía yo con un titular más trágico!

Aunque hubo daños materiales, la dueña de la casa agradece a todos, al héroe anónimo y a las autoridades. ¡Y sí, compadres, qué bonito es ver que la solidaridad no está en peligro en tierras jarochas! ¡Y así, entre toallas y cubetas, el héroe de Tuxpan evitó que la lavadora se convirtiera en la estrella de un incendio! ¡Eso sí es un cuento con final feliz, compadres!