Los dos caidos en desgracia, Baldomero, de 32 añitos, y Álvaro, que nomás tiene 16 añitos, se llevaron tremendo susto cuando ¡plaf! ¡Se les cayó una barda encima! Baldomero, con dolores por todos lados, y el pobre Álvaro, con su pierna izquierda hecha un verdadero pandemónium y raspones por doquier.

Menos mal que llegaron los de la Cruz Roja a toda velocidad, ¡y al hospital que fueron volando! ¡Ojalá que los médicos los dejen como nuevos, compadres!

Pero eso no es todo, ¡no señor! Los de la obra, más callados que sapos en el desierto, no sueltan prenda ni pa’ tomar aire. ¡Ni una palabra pa’ los de Protección Civil! Ahí andan, como si no supieran nada, como si fueran estatuas de sal.

Y pa’ colmo, ¡agarrense los sombreros! Resulta que el joven Álvaro, con 16 primaveras, estaba ahí trabajando. ¡No pos’ wow! ¿Cómo es posible eso, compadres? ¡Hay que ver qué diablos pasa con esos permisos y quién dejó que un chavito estuviera en plena faena!

Esperemos que las autoridades pongan sus bigotes a trabajar, investiguen hasta el último rincón y agarren al toro por los cuernos. ¡Que no se quede así nomás, que se haga justicia!

La gente del barrio, ¡no hay más que decir! Andan con la cara larga, consternados, y exigen respuestas claras. ¡Que esto no vuelva a pasar, compadres! ¡Cuidémonos todos! ¡Así las cosas en Tuxpan, Veracruz, con esta desgracia de la barda que se les vino al suelo a estos dos compadres obreros! ¡Que el cielo los cuide y los sane pronto! ¡Hasta aquí mi reporte, compadres!