¡Ay, compadres! Resulta que el Chocorrol decidió tomarse unas vacaciones, y mientras él descansaba, ¡zas!, el Pingüino agarró su oportunidad para hacer de las suyas en el OXXO del Bule Maples Arce

Aventura digna de película, pues el martes pasado, un ladróncito, más morenito que el chocolate caliente de mi abuela, con un overol rojo que hasta el mismo Chacales le envidiaría, se metió con más determinación que mi abuela cuando quiere que lave los trastes.

Agarrando todo a su paso, el pillo amenazó a los empleados del OXXO en el bulevar Maples Arce, esquina con la calle Miguel Hidalgo. Con sus gafas oscuras, como si estuviera a punto de filmar una película del agente 007, se llevó el dinero y algunos productos antes de salir por la puerta grande, como artista de cine.

Pero no se crean que los polimarinos fueron tan efectivos como el Chapulin Colorado con su chipote chillón. Aunque llegaron más rápido que mi tía Matilde cuando escucha el tambo del pozolero, ni lograron atrapar al bandido ni evitar que se escapara sin rumbo fijo. Más bien, se quedaron tomando notas como si fueran a hacer la tarea del maestro.

El pobre gerente de la tiendita ahora tendrá que ir a levantar la queja con la Unidad Integral de Justicia, porque aunque le dieron todos los detalles del «superladrón», ni así pudieron echarle mano. ¡Qué cosas!

La raza de Tuxpan anda con el corazón en la mano, preocupados y frustrados, pidiendo a las autoridades que se pongan las pilas. La falta de resultados en estos casos deja a todos pensando si las fuerzas de seguridad andan más perdidas que yo cuando intento encontrar el hilo de la conversación de mi tía Chole.

Y así, entre tanto misterio, la ciudadanía sigue pidiendo que la seguridad no sea puro choro y que alguien haga algo pa’ frenar la ola delictiva que tiene a Tuxpan más movido que la piñata en el cumpleaños del compadre Cucho. ¡Ahí se las dejo!