Chisme
¡Ay, mi compadre! ¡Les tengo la primicia más fresca que una jarra de horchata en verano! Resulta que en Jardines, ¡se armó un despapaye vial de antología! Así como cuando uno va en la carretera y de repente aparece un tope sin previo aviso.

Era la una con veinte de la tarde del sábado, más o menos, cuando en la esquina de la calle Río Cazones con Río Pantepec, en la colonia Jardines de Tuxpan, dos autos decidieron tener un bailecito sin previa invitación. Y no es que fueran dos taxis peleándose por el último pasajero, ¡no, compadre!, fue un Jetta y una Explorer que se encontraron de frente, como dos amigos que no se ven desde la primaria.
El conductor del Jetta, que se llama Víctor Hugo Alvarado Copado, de 53 años, parece que se emocionó como niño en piñata y no respetó el alto. Zas, se topó con la Explorer, un carro azulito del 2003, que debe haber pensado: «¡Ay, caramba, no esperaba este abrazo tan fuerte hoy!».
Afortunadamente, ni Víctor Hugo ni el otro compadre, Agapito Pérez Cruz, de 47 años y al volante de la Explorer, salieron heridos. ¡Menos mal! Pero eso sí, los autos quedaron más chafas que un chicle pegado en el asfalto en plena avenida Juárez en temporada caliente.
Los paramédicos, que llegaron más rápido que una tortilla calientita en una taquería, revisaron a los conductores y dijeron: «Nada de llevarlos al hospital, aquí no hay heridos». Y ahí quedaron, con sus autos desmadrados y el corazón a mil por hora.
La patrulla de tránsito, ni tardo ni perezoso, llegó a poner orden en el relajo. ¡Imagínense, compadres, cómo se puso la calle con esos dos carros abrazados! Ya están haciendo sus investigaciones para ver quién se brincó el alto y ponerle su multa correspondiente.
Total, que después de ese enredo, los carros fueron llevados de la escena del accidente para que los demás conductores pudieran seguir con sus vidas sin tanto tráfico. ¡Así es, mi gente! La calle Río Cazones volvió a la normalidad gracias a la intervención policial.
Y para que se acuerden, ¡no hay que andar por la vida como borregos sin mirar por dónde vamos! Respeten las señales, compadres, que así evitamos que los carros se den abracitos no deseados. ¡Hagan el alto y no den más vueltas que una licuadora enojada! ¡Ahí les dejo la primicia, muchachones! ¡Chao!

